miércoles, 19 de septiembre de 2007

Sobreviviendo en la ciudad.

Andar en el tráfico puede ser terrible, sobre todo si tienes que hacerlo por varias horas, o tienes que llegar a un sitio y vas tarde, entonces si se vuelve una pesadilla, la gente de deshumaniza: se gritan, se aplastan unos a otros, se tratan de ver la cara, se engañan y se desengañan, es algo horrible parece una jungla, una manada desbocada.

En esta ciudad esa es la realidad de muchos, al menos los que van en coche, los hay que lo toman con filosofía, ponen música y cantan a todo pulmón, tratan de hacerlo más llevadero, se ríen, hablan solos; Otros en cambio leen, si, así manejando y leyendo, todo un deporte de alto riesgo, pensándolo bien, ni tanto, pasas más tiempo parada que circulando; Están los que van peleando con todos, gritando como si pudieran escucharlos, maldiciendo, porfiando, dando instrucciones a cual más: ¡fíjate estúpido ahí tienes un espacio, mueveteeee, que no tienes prisa!!! Y así se la llevan todo el viaje. Los que se la pasen hablando por celular aunque este prohibido, o en su defecto con speaker o manos libres, entonces parecen loquitos hablando solos, o con el aparatito espantoso que me recuerda a Robocop, ellos tienen su oficina móbil, aprovechan el tráfico.
Hay quienes disfrutan de conquistar la selva de asfalto, son intrepidos y van buscando diminutos espacios para colarse, aceleran y frenan intempestivamente, buscan banquetas pequeñas para saltarse de carril, calles en que se puedan meter en sentido contrario, atajos nuevos por toda la ciudad, calles diminutas por donde aventurarse, aunque al final acaben tardándose más en llegar a su destino, disfrutan de mantenerse en movimiento y no sentir que se quedan parados, ese es el reto por lo general son bastante atrabancados.
Hay también los que aprovechan para hacer las labores higiénicas que debieron haber hecho antes de salir de casa: van peinándose, he visto señoras con tubos en el pelo, cepillos de todos tamaños, hasta usando el aire acondicionado a manera de secador de pelo. También se maquillan, se sacan las cejas, se exprimen los barros, los hombres se rasuran con esas maquinitas eléctricas. Es desagradable.
Hay incluso los que se duermen en cada oportunidad que tienen de estar detenidos. (¡...!)

Los niños cuando no están hastiados y cansados de tanto viaje, van dormidos, o van entretenidos jugando, buscando objetos, colores, formas, viendo gente, preguntando infinitamente sobre todo a su alrededor, ¿Qué es eso? ¿Cómo se llama? ¿Qué hacen esas personas de allá? ¿A qué hora vamos a llegar? ¿Cuánto falta? Ahora también miran televisión (como si no miraran bastante) las camionetas nuevas y no tan nuevas, cada vez más se ven equipadas con televisores.

Cuando era niña, me encantaba estar en el tráfico hacia la escuela, mi papá nos llevaba y siempre tenía juegos para nosotros, buscar objetos en la ciudad, el primero que veía el toreo, o el enorme depósito de agua del Aurrera, o algún coche de color extraño, siempre nos mantenía divertidos, algunas veces cantábamos y siempre tenía premios, nos daba de esos balones de chocolate rellenos de rompope. Y si llegábamos temprano a la escuela, parábamos por la puerta de camiones, donde se ponía una señora a vender bolsitas de plástico rellenas de recortes de obleas y les poníamos miguelito de agua y polvo y entonces sí que el día comenzaba perfecto. Ahora ya no se da, los papás no juegan con sus hijos, mejor les enchufan una película, ¡que pena!

Por otro lado están los que lo evitan a toda costa, salen de madrugada de sus casas, o tardísimo de la oficina para evitar el tráfico, se inscriben en gimnasios cerca de su trabajo y ahí se entretienen mientras pasa la hora pico. Si empieza a llover no salen de donde estén, se esperan a que pase, no toleran estar sentados en un automóvil mucho tiempo.

Y es que cada quien busca la mejor manera de pasar el tiempo, cada uno tiene su método de sobrevivir a la inamovible realidad de la Ciudad de México, todos buscamos nuestro espacio y la manera de hacerlo más llevadero, a mi me gusta observar, mirar a la gente e imaginarme historias, pensar como será su vida, a donde irán donde trabajarán, y tratar de descifrar la historia que cada uno oculta trás la ventana de su automóvil.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Mari: me recordaste una de las varias cosas que no extraño para nada de la "Ciudat de la Esperanza", jajajaja!!!! Suerte y paciencia!!!!!

Anónimo dijo...

yo en cambio, no tengo que atravesar por esas situaciones debido a mi condición de peatón "feliz" (por no decir que ni siquiera tengo auto, ja ja). Bueno, al final terminó aplastado en el metro o en el transporte público.

saludos

Libradita dijo...

con todo y el trafico me encanta vivir aqui, si soy masoca de corazon, ni modos

Anónimo dijo...

Esposini...

La verdad es una maravilla vivir cerca de la oficina por lo menos de lunes a viernes te mueves en un radio de 5 Km, puedes disfrutar mas la vida entre semana, se los recomiendo a todos

Unknown dijo...

Uy qué padre, hasta Esposito te pegó un comment en el que se llena de razón.
No hay como trabajar cerca de la casa, ir al gym cerca de la casa, ir al super cerca. Todas estas multiples ventajas recien descubiertas al cambiar de casa, me parecieron geniales. Aunque tambien en parte soy como Libradita y no me imagino a mi misma viviendo en otro lado que no sea la ciudad, ¿será que me gusta sufrir?

Ximenius dijo...

Marilight,
Que gustooo, he andado a full con la chamba pero ya me puse al corriente con tu blog, Te mando un beso y recuerda la actividad preferida de los hombre en un coche es sacarse los mocos! Todos, hagan la prueba!

Anónimo dijo...

Por ahi alguien me dijo que camino a la escuela, cuando eras chiquita, algun dia te llovio chocolates... te acuerdas?

Even Better dijo...

Yo soy de las que salen temprano par aevitar el tráfico. A mí de verdad me pone de malas.

Qué buenos recuerdos con los juegos de tu papá, mis papás así eran!

Lirita dijo...

tengo q confesar q si he aplicado el aire acondicionado como secador de pelo, jaja es q si no, no da tiempooo hellouuuu.
Ah mi papá, su estrategia era comprarme revistas de crucigramas y juegos mentales, jaja asi o mas ñoños!

Exenio dijo...

El tráfico de la ciudad hace que descubras nuevos métodos para "entretenerte" durante ese "ocioso" tiempo; claro, también te obliga a ajustar la agenda y, lamentablemente, poco tiempo queda para pasarla con la gente que quieres. Algunos hasta volvemos a descubrir los encantos de caminar un par de kilometros (que no sientan nada mal, bue, salvo que en ese día te toque lluvia, o un sol espantoso o no te importe regresar con la camisa "fumigada" de ollín...)

Rbk dijo...

Maldita Ciudad de la Esperanza.
HOOOOY me tocaron como 15 camiones escolares que o estorbaban para bajar al chamaco en la puerta de su casa, tardaron 10 minutos en maniobrar para dar la vuelta o que venían a la madre de rápido como si cargaran ganado.
Súmale que llegando a la oficina me salió una mendiga viejita rebelde que por poco me lleva de corbata.
Si, odio el tráfico. Vivo a 10 minutos de la oficina y no importa a que hora salga, a menos que sea puente o vacaciones, hago 20 o 25 minutos.

Victoria Pedregal dijo...

Así que te espera NY NY!! No dejes de ver Mamma Mía, te va a fascinar.
A mi me puso a girar.
Besos azules!

Tania dijo...

Yo el trafico ya lo veo como un pretexto para cantar como loca y reirme mandando beso en vez de mentadas de madre. Soy anormal ya lo sé...

Cuando pises NY siente el poder subir desde la punta de los pies hasta el último pelo de tu cabeza, si puedes ve a comer a la terminal no sabes que chido :) pásatela increíble!